domingo, 12 de octubre de 2008

Güemes y la libertad sindical

Hablarle de libertad sindical a un trajeado engominado debe ser parecido a hablarle de igualdad ante la ley, derechos de participación, de negociación colectiva o de huelga. En definitiva, palabras vacías que se doblegan ante la solidez que imponen las puertas del coche blindado; con refuerzo doble si es oficial.
Todas estas reflexiones me surgen cuando veo a Juan José Güemes, seguramente un perfecto desconocido para quienes no están al tanto de los avatares de la política mesetaria central pero que dará que hablar en los últimos años; pues previsiblemente lo veremos en las altas esferas del Pa
rtido Popular de la mano de su tutora política, Esperanza Aguirre y su suegro Carlos Fabra. Este señor, paradigma del tecnócrata pepero, ejerce su función pública como Consejero de Sanidad. Uno de los pilares básicos de la sociedad del bienestar que se ve amenazado en estos tiempos posmodernos (no solo en Madrid).


El asunto es que este señor acude con frecuencia a inaugurar hospitales públicos donde tiene que lidiar con manifestantes que critican su gestión -a todas luces "liberal"- consistente en privatizar la sanidad pública. Güemes acostumbra a sonreir ante las protestas y soporta con impavidez la protesta, pues se entiende que son contratiempos incluidos en el jugoso sueldo de un cargo con responsabilidad política.
La semana pasada ocurrió lo propio, con la novedad de que esta vez el consejero respondió. No lo hizo en el mismo lugar -pues no es propio de la "gente de orden" como él- pero la comisaría política de la Comunidad de Madrid se puso manos a la obra y en poco tiempo salió a la luz un video, éste video:





Al día siguiente, los informativos afines (como Telemadrid) abrían las ediciones con la película en cuestión. Como se puede ver, en él se señalan abiertamente a los "liberados sindicales" en una especie de "noticia denuncia" sobre las protestas; una denuncia vacía ya que no termino de ver qué hay de escandaloso en que representantes sindicales de los hospitales protesten contra una supuesta mala gestión de los mismos. No obstante, no puede dejar de inquietarme que desde un medio de comunicación se identifiquen sindicalistas con la única motivación de señalarlos publicamente. Da la impresión de que alguien quiere escarmentar a los representamtes de los trabajadores y valerse de la tele para ello (al menos las discretas flechas rojas que señalan a los 'sindicalistas rebeldes' no son dianas de tiro al blanco, pero su función es obvia).
Desde luego no voy a ser yo quien dé la cara por los liberados sindicales. Creo que buenos y malos sindicalistas los hay bajo todas las siglas (al igual que pasa con los políticos), y hay liberados sindicales que viven de parasitar a sus compañeros y hacen muy poco por defenderlos en los conflictos laborales.
En todo caso, un buen "liberal" debería ir más allá en ese tipo de críticas. Todavía no he visto a ningún político, de ningún color, denunciar a los "liberados políticos". Esa clase burocrática -normalmente de libre designación- que ocupa secretarías, subsecretarías, comisionados, institutos, observatorios... y cuyo trabajo nadie acaba de ver claro. Estos liberados a menudo cobran sueldos de dedicación exclusiva, cuando en realidad gestionan sus empresas en la sombra (o no tan a la sombra).
En definitiva, el día que nos pongamos a colocar flechitas rojas sobre este tipo de gente podríamos empezar y no terminar. Tal vez la misma Esperanza tenga familia, amigos -o ella misma- en esas condiciones. Así cualquiera es liberal.

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