lunes, 10 de noviembre de 2008

Ganó el negro

Ganó el negro. El candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos -Barack Obama- va a ser el próximo inquilino de la Casa Blanca, después de haber arrasado en las elecciones esta semana pasada. Aunque era un resultado bastante previsible, nunca puede uno estar del todo seguro con los estadounidenses. Si fueron capaces de votar en su día a un sujeto al que sólo le faltaba la espiga en la boca y el rifle colgado del hombro podrían haber sido capaces de votar cualquier cosa esta vez.
El asunto es que ahora está Obama, y delante de él un panorama muy negro y una hoja en blanco para escribir la historia. Recesión económica, guerra de Iraq, enemistad con el mundo islámico... toda la herencia de Bush, que se suma a los problemas atávicos del país del Tío Sam: déficit de servicios sociales, pobreza, conflicto racial, violencia... Demasiados problemas y demasiadas esperanzas puestas en una sola persona.
Cuando se deposita tantísima confianza en un gobernante, éste solamente puede defraudar. Quienes quieren ver en el negrito descafeinado -conozco muchos blancos que son más negros que él- un socialista o un revolucionario se darán de bruces con la realidad, intuyo. Aun es pronto para aventurarse, pero intuyo que Barack Obama no llegará siquiera a socialdemócrata blandito, en el sentido más europeo del término.
Aquellos que vuelcan todas sus esperanzas hacia Obama me recuerdan a los que hicieron lo mismo con Zapatero, en España, en 2004. Los que estaban a su lado, detrás de la pancarta, durante la última legislatura de Aznar se dieron cuenta luego de que no es tan reformista como parece. Se llevo los soldados de Iraq, sí, pero ni la vivienda dejó de subir, ni mejoraron los servicios sociales básicos, ni se terminó ETA ni la Alianza de Civilizaciones ha impedido el terrorismo internacional.
Así pues, el tiempo nos dirá lo que pasa con Obama. Mi augurio es que comenzará llevándose las tropas de Iraq y cerrando Guantánamo. Tampoco creo que luego vaya más allá de eso. Si me equivoco, el mundo lo agradecerá.

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