El 24 de enero de 1977 un crimen abyecto sobrecogió las conciencias democráticas de la sociedad española de la época. Aquella noche, tres pistoleros filofranquistas irrumpieron en un piso de la calle Atocha de Madrid -un despacho de abogados de Comisiones Obreras (por entonces, todavía ilegales)- y dispararon contra los sindicalistas que allí se encontraban. Murieron tiroteados Luis Javier Benavides Orgaz, Enrique Valdevira Ibáñez, Serafín Holgado de Antonio, Angel Rodríguez Leal y Francisco Javier Sauquillo Pérez del Arco. Sobrevivieron, aunque gravemente heridos, Miguel Sarabia Gil, Alejandro Ruiz Huertas, Luis Ramos Pardo y Dolores González Ruiz, que estaba casada con Francisco Javier y perdió aquella noche a su marido y al hijo que llevaba en su vientre.
Fotografía del entierro
Este trágico acontecimiento fue el último de los muchos que tuvo que sobrellevar el PCE para ganarse su legalización, mientras que a todos los partidos del espectro de centro y centroderecha (que representaban a los sectores aperturistas del franquismo) les sirvieron en bandeja la integración en el nuevo sistema político.
Esta fue la recompensa de la derecha centrista reformista para el PCE, la única organización activa de oposición a la dictadura (sin contar con ETA y el FRAP, que expresaban su rechazo a Franco con su mismo mensaje de violencia y sufrimiento). Ningún político quiso (ni quiere) reconocer los sufrimientos y sacrificios de los militantes del PCE, mientras los demás prosperaban apaciblemente al abrigo de la dictadura y tomaban posiciones privilegiadas de cara a la nueva democracia borbónica.
La última injusticia que viene sufriendo el PCE/IU cada cuatro años es el sistema de recuento electoral que les impide tener en el congreso la representación que expresan sus votantes en las urnas. En las elecciones generales de 2004, Izquierda Unida fue la tercera fuerza política en número de votos y la sexta según el número de escaños en el congreso. Con casi el 5 por ciento de los votos válidos no llegaron ni al 1,5 por ciento de diputados en el hemiciclo.
Por poner otro ejemplo de la misma injusticia, la coalición Convergencia i Unio, con un 1,63 por ciento de los votos válidos y prácticamente medio millón de votos menos que Izquierda Unida duplicó a esta formación en número de diputados.
Recordar de vez en cuando los sacrificios que hizo la izquierda por la democracia y como ésta recompensa tanto sufrimiento también es reivindicar la Memoria Histórica, aunque a Rodríguez Zapatero no le interese verlo así (y no digamos ya a los señores del Partido Popular). Quienes perpetraron los crímenes de "los cinco de Atocha" y quienes siguen empeñados en marginar a la izquierda de nuestro país no están "ni en desiertos remotos ni en montañas lejanas", por citar a otro gran "salvador de la patria".
4 comentarios:
Es una pena que estas cosas ocurrieran pero lo que nadie dice y se sabe demasiado bien, es que Santiago Carrillo ordenó matar a mucha gente en la Guerra Civil. Me sorprendíal ver que le nombraron Doctor Honoris Causa. http://www.claret.org/es/martires/barbastro/historia.php
P.D: te pongo un link en mi blog
"Que mi memoria no se borre de la historia", le decía una rosa a su familia justo antes de ser asesinada.
A Chema Bosch:
Sobre ese asunto de Santiago Carrillo tampoco hay un consenso firme entre historiadores. De todas formas, creo que no son equiparables los crímenes cometidos en una guerra (donde lamentablemente es obvio que ocurren) con los cometidos de forma racional y metódica en una dictadura, o lo que es peor, en un periodo democrático.
(P.D: gracias por el detalle de enlazarme, hago lo propio).
A A.M. Garrido:
¿La cita es de la película de las 13 rosas?. Cuando la vea, escribiré algo sobre ella aquí. Por supuesto que la memoria de las rosas no se va a borrar de la historia.
Un saludo y gracias por venir
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