domingo, 27 de enero de 2008

Malos tiempos para la economía

2008 no va a ser un buen año para la economía española, tal y como vaticinan la mayoría de economistas. El pasado año terminó con una crisis hipotecaria, un incremento de la inflación y, lo que es más grave, un descalabro en el sector de la construcción, que durante los últimos años fue la locomotora del conjunto de la economía nacional. Ante este panorama -que unos evalúan muy negativamente mientras otros lo afrontan con optimismo por vicisitudes de la campaña electoral-, el ciudadano medio se plantea alarmado la siguiente pregunta: ¿qué está pasando con la economía?
La respuesta no es sencilla, pues la situación actual responde a una serie de acontecimientos desafortunados que se han materializado en unos pocos meses y adivinan años de desaceleración (aunque en este caso se trataría de una “desaceleración saludable”, según manifiesta habitualmente el ministro de economía, Pedro Solbes, en uno de sus habituales maquillajes dialécticos de la realidad). Una de estas circunstancias desencadenantes de la crisis es el estallido de la burbuja inmobiliaria. Aunque 2007 no fue un año malo del todo para las empresas del ladrillo, no es menos cierto que desde el verano se ha registrado una caída en las ventas de vivienda de aproximadamente treinta puntos porcentuales, según G14, el grupo que aúna a las principales inmobiliarias que cotizan en bolsa. El mercado ya no encuentra fácil salida para las viviendas con precios tan altos, y las constructoras de momento tampoco parecen entusiasmadas con la idea de bajarlos.
Las consecuencias inmediatas ya se están haciendo notar. Diciembre registró una tasa de desempleo de un 1,5 por ciento más respecto al mismo mes de 2006, un fenómeno en el que la construcción tiene mucho que ver, pues fue el sector donde más se incremento el paro, con casi un veinte por ciento. Las perspectivas no son más halagüeñas para este año que estrenamos, pues un informe del Servicio de Estudios del BBVA vaticina que la crisis del mercado de viviendas acabará aproximadamente con un cuarto de millón de empleos durante los dos próximos años. Las consecuencias sociales de todo esto quizás no sean tan negativas como cabría esperar, pues la mayor parte de los trabajadores que pertenecen a este sector son inmigrantes (actualmente, unos 200.000 cobran el subsidio de desempleo). El hecho de que sea este colectivo social quien presente mayores índices de paro es positivo en el sentido de que los extranjeros son mucho más dinámicos a la hora de reubicarse
profesionalmente, pues no cuentan con el mismo nivel de arraigo que los españoles. Esto significa que en principio lo tienen bastante más fácil a la hora de buscar empleo en otros ámbitos, o incluso en otros países con mejores oportunidades laborales que España.
El problema que subyace a la crisis del sector, hasta ahora, más potente de nuestra economía nacional está más relacionado con el mercado financiero, que también ha entrado en crisis debido en parte a la crisis hipotecaria estadounidense. Actualmente los bancos y cajas de ahorros presentan ciertos problemas de liquidez, aunque los Bancos Centrales ya han proyectado préstamos extraordinarios para garantizar la disposición de capital de las entidades. La llamada “guerra por el pasivo” es una manifestación de que los prestamistas están dispuestos a agarrarse a un clavo ardiendo con tal de disponer de crédito suficiente. Son manifiestos los esfuerzos de diversas entidades para convencer de la conveniencia de dejar los ahorros en depósitos (a cambio de jugosas comisiones), en prejuicio de los fondos de inversiones; que por otra parte, ya no son tan interesantes después de los últimos vaivenes de la bolsa (lo que no deja de ser otra manifestación de la incertidumbre sobre la economía).
A la hora de abordar la situación, tampoco se puede dejar de lado la inflación, que durante las pasadas navidades ha contribuido casi tanto como las resacas al dolor de cabeza de buena parte de las familias españolas. La subida de los precios -además de perjudicar al consumo, al crecimiento de la economía y la competitividad en los mercados extranjeros-, disminuye la capacidad adquisitiva de los núcleos familiares. En un país con una población hiperhipotecada, que lleva años manteniendo un nivel de gasto por encima de sus posibilidades, el tema se torna bastante serio. Durante el pasado año, un catorce por ciento de los ciudadanos hipotecados dejó de pagar al menos una cuota mensual de su préstamo; además, la empresa de análisis y calificaciones Moody’s profetiza que el número de hipotecas impagadas en España se multiplicará por 15 durante este año. La amenaza de la deuda y la morosidad se cierne sobre los bancos, pues no son sólo las familias quienes tienen problemas a la hora de devolver lo que pidieron prestado: sólo las empresas inmobiliarias acumulan casi 300.000 millones de euros de deuda (un compromiso que difícilmente podrán cumplir si no consiguen vender sus viviendas vacías). Si aumenta el nivel de hipotecas no pagadas, previsiblemente los bancos recurrirán al embargo de cientos y cientos de viviendas devaluadas, que difícilmente encontrarían una salida en el mercado (de hacerlo, lo harían a un precio mucho menor del que tenían en los últimos años). Para entonces quizás sí podríamos hablar abiertamente de una crisis económica en toda regla.

(P.D: Recuerdo que después de examenes, alrededor del día 16 de febrero, retomaré el ritmo normal de publicación)

3 comentarios:

a las pruebas me remito dijo...

Por mucho que el Sr. Solbes quiera dar apariencia de normalidad y que las cosas se resolverán por si solas transcurrido el primer trimestre, la realidad es que todos los indicadores económicos apuntan a una desaceleración económica importante (incluso recesión en EEUU).

A la burbuja inmobiliaria que trajo como consecuencia las hipotecas subprime, se une el problema de los precios del petróleo, y en el caso español además la inflacción, el desempleo y la pérdida de competividad.

Sólo en este mes de Enero ya hemos visto los resultados del desempleo (se habla de 700.000 despidos en 2008 en el sector de la construcción). Las empresas españolas están preocupadas por el incremento brutal de los impagados. Las materias primas se están encareciendo día a día.... La volatilidad de la bolsa va a ser impresionante.....

No sigo porque hay otros muchos indicadores. Sólo decir a los políticos de turnos que el frenazo económoco es real y que por tanto se pongan ya manos a la obra para aplicar medidas correctoras.

Daniel dijo...

Imagino que los responsables ya se estarán poniendo manos a la obra con las medidas. Otra cosa es que no lo quieran hacer público, por el tema de las elecciones.
Intuyo que las soluciones proyectadas serán altamente impopulares, y ese es el motivo por el cual se están reservando para después de las elecciones.

Un saludo y gracias por comentar.

Unknown dijo...

Creo que estamos siendo muy catastrofistas y eso no ayuda en nada.
Desempleo, inflación, morosidad,carestía de la vida, pérdidas en la bolsa, subida del petróleo, desaceleración, recesión...pero la realidad es que todo esto se ha notado muy poco en la calle.
¿Alguien conoce a alguna persona que le hayan embargado su casa por no pagar la hipoteca? Y no será porque no haya gente hipotecada hasta las orejas.
Dos meses antes de Reyes las PS3 y las Wii se habían agotado (dos ejemplos de consolas de precios nada desdeñables).
Intenta sacar una entrada de fútbol para un partido importante o para un espectáculo de fama.
No me vale que me digáis que la gente es consumista y que vive a golpe de créditos porque todo tiene un límite.
No estoy diciendo que no haya habido un freno en la economía.Pero, el que no haya crecido tanto como en años anteriores, no quiere decir que estemos al borde del abismo.
Esto puede ser el principio de una crisis importante o puede que no.El futuro lo dirá, mientras tanto no adelantemos acontecimientos.
Ni tan optimistas como Solbes porque las cosas nunca se resuelven solas. Ni tan pesimistas como aquellos que ven que se acaba la época de las vacas gordas.