domingo, 1 de febrero de 2009

Buenos tiempos para la demagogia

3.207.900 parados. La última EPA es implacable y nos ha mostrado lo que ya intuíamos: que cada vez se están perdiendo más puestos de trabajo en España. Mucho se ha escrito ya de las repercursiones sociales que está teniendo y que va a tener la crisis económica. Obviamente, un sistema productivo debilitado, con más de tres millones de personas sin trabajo, provoca una situación de crispación y malestar. Un ambiente enrarecido en los parlamentos y en la calle.
De anteriores experiencias que nos enseña la Historia sabemos que en momentos así se debilitan los discursos racionales y surgen con fuerza las pulsiones demagogas y populistas. De esa manera, el auge del nazifascismo en Italia y Alemania fue consecuencia de un ambiente social contaminado por la crisis económica. No hace falta recurrir a ejemplos tan lejanos, pues en nuestro país la crisis de principios de los 90 vio nacer organizaciones siniestras como Bases Autónomas.
Sin llegar a tales extremos, esta semana hemos visto como en Reino Unido se organizaba con éxito una huelga de índole laboral -no política- de marcada tendencia xenófoba. Este tipo de movilizaciones son frecuentes, pero no suelen implicar a una masa importante de trabajadores (al contrario de lo que ha pasado en ésta ocasión). Los amenazados por el desempleo están naturalmente inquietos y vierten su agresividad contra los inmigrantes, sin valorar el papel que las grandes empresas, los bancos y los gobiernos han jugado (y siguen jugando) en la crisis.
Cuando el enemigo es demasiado fuerte tendemos a inventarnos uno más débil. Esta es la causa que explica la proliferación de todos los movimientos de este tipo. Los discursos populistas no se ciñen a los partidos marginales de ultraderecha, pues aquí en España hemos visto recientemente como el Ministro de Industria, Miguel Sebastián, recurría al chovinismo más provinciano exigiéndonos comprar más productos españoles. Tampoco nos suenan extrañas las iniciativas gubernamentales tendentes a expulsar a los extranjeros de nuestro país, mediante la elegante fórmula de "invitar" a que retornen a sus países de origen.
El último "publiscopio", que el diario Público llevaba en sus páginas este viernes, anunciaba que Rosa Díez ya es la política mejor valorada de España -y la única que los encuestados aprueban, aunque con un cinco-. Esta mujer pertenece a UPyD, un partido que concurrió a las últimas elecciones generales sin un programa definido, simplemente con un discurso monotemático y populista contra lo catalán y lo vasco; un discurso que despertó pasiones en Madrid (donde sacó un escaño), Burgos, Valladolid...
Son tiempos complicados para el pensamiento crítico y buenos tiempos para la demagogia. Mis pronósticos son pesimistas: vamos a llegar a los cuatro millones de parados y creceran exponencialmente los discursos xenófobos, ultranacionalistas y populistas. Mejorarán sus resultados partidos como Familia y Vida, España 2000, Alternativa Española o Unión, Progreso y Democracia. Próximamente hay elecciones en Cataluña y el País Vasco (en éste último lugar también hay otro tipo de partidos poco racionales). Tal vez ahí se empiecen a ver las consecuencias electorales de la crisis.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

LA GENTE EN GENERAL ES MUY SIMPLISTA O SIMPLE. ¿QUIÉN TIENE LA CULPA DE QUE YO ESTÉ PARADO?. ESE POBRE DESGRACIADO AL QUE HAN ESTADO EXPLOTANDO AÚN EN ÉPOCA DE VACAS GORDAS. AHORA YA NOS SOBRA. QUE SE PUDRA EN SU PAÍS.
ES LA LEY DEL SÁLVESE QUIEN PUEDA.

Daniel dijo...

La ley del sálvese quien pueda o la del que no llora no mama.

Gracias por su visita, Mora.