Cazadores de hombres

Corres, escapas, atraviesas la oscuridad de la selva africana perseguido por los gritos atroces de un fanatismo que no cesa. La huida es vana, pues acabarás consumido. Harán 'muti' con tus humores corporales y un negro con afán de riqueza -en uno de los Estados más pobres del mundo- beberá tu sangre y acabará contigo.
Para ellos no tienes alma. No eres negro, pero tampoco blanco, aunque tu piel es blanca. El atavismo de los rituales negros, regado con doscientos años de capitalismo blanco ha germinado el macabro mercado de la caza de los tuyos. Ahora tú eres el objetivo, pues tu humanidad se ha cosificado al extremo de ser sólo producto. Existencia efímera que será abortada para satisfacer los sueños materialistas de otro; alguien que pagará por tu cuerpo en una sociedad donde todo se compra y se vende.
No te quedan fuerzas. Exhausto dejas de correr y te postras desolado. Los cazadores de hombres te alcanzan muy pronto. Mañana tu cuerpo exagüe y pálido amanecerá con agujeros en la garganta y con miembros y órganos ausentes. A miles de kilómetros, los blancos conoceremos tu historia apoltronados en las más inmundas sentinas de los centros de producción. Empoderados desde nuestra estulticia y ambición, miraremos a otro lado, cambiaremos de cadena y evitaremos la incomodidad de susurrar la horrible conclusión de tu triste final: "sólo valemos lo que costamos".

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El País, lunes 9 de febrero de 2009:
"Tanzania ilegaliza la curandería tras la muerte de 40 albinos"