domingo, 5 de octubre de 2008

La crisis que confirma el capitalismo

Desempleo, inflación, descalabro de las bolsas de inversión y la ralentización general del crecimiento económico. Por si no fueran indicios suficientes de que la economía mundial no está funcionando bien ahora resulta que empiezan a quebrar los bancos. En apenas quince días ha muerto Lehman Brothers -el cuarto banco de inversión de EE.UU.- y también Hypo Real State -otro gigante de las inversiones en Alemania-. El que sean los bancos de inversión y no los bancos comerciales los que más están sufriendo los rigores de la crisis es sintomático del origen especulativo de esta debacle. En definitiva, quienes han estado invirtiendo estos años lo hacían en bienes cuyo valor de mercado era muy inferior a su valor real (el ejemplo de la vivienda en España es claro). Además, se invertía con dinero que no se tenía, recurriendo para ello a los bancos. La realidad es que cuando la situación global deja de parecer optimista, los inversores quieren recuperar sus depósitos a toda costa, y se encuentran con una riqueza virtual que en el mundo de los vivos tiene un valor muy inferior al esperado. En definitva, esta crisis encuentra su origen en la psicología de las masas, algo no muy diferente a lo sucedido en el crack del 29, aunque con muchos matices.Ante todo esto, muchos ya hablan de que todo esto es un fracaso del capitalismo. El sector privado en crisis reclama ayuda al sector público para salir del bache con el patrimonio de todos, lo que aparentemente supone de renegar del dogma neoliberal de que el mercado lo puede todo y que por tanto se puede discriminar al Estado. Siendo coherentes con la verdad, yo no veo que la crisis actual sea un fracaso del sistema, sino una confirmación de sus limitaciones.
La teoría del liberalismo económico siempre ha previsto la existencia de crisis, y precisamente
las crisis son uno de los instrumentos previstos para la autorregulación del mercado. Si Adam Smith viviera para asistir a la situación actual lo vería como una oportunidad de regenerar el mercado: las empresas más fuertes sobrevivirán a la crisis y las débiles desaparecerán. Esta es la lectura liberal o neoliberal de lo que está sucediendo.
Lo que no quieren reconocer los neoliberales es la existencia de 'letra pequeña' en ese contrato que han impuesto a la sociedad -sin que nadie lo firmara nunca- y que se llama libre mercado. Recurrir a una
lectura fundamentalista de los grandes clásicos del liberalismo -que tienen alrededor de dos siglos de antigüedad- supone obviar sensibilidades propias de nuestra época contemporánea. El sistema que proponía Hume funciona a la perfección en el mundo de las ideas porque en aquella época a nadie escandalizaba que un niño de doce años trabajara quince horas en una mina de carbón; hoy sería un escándalo. Trayendo la problemática a la contemporaneidad, digamos que un repunte del desempleo provocado por la crisis no preocuparía excesivamente a un neoliberal (a excepción de 'liberales' como Esperanza Aguirre, cuya preocupación responde más al hecho estético que al ético).
En definitiva,
lo que ha fallado no es el capitalismo, sino la democracia. Una democracia imperfecta que confiaba en los dogmas capitalistas cuando todo iba bien y que ahora se encuentra con los rigores de la 'letra pequeña'. El Estado no ha acudido al rescate de las empresas, como muchos quieren hacer ver hoy, sino que con una retórica buenista y socialdemócrata intenta salvar a los trabajadores de los rigores de un mercado que se haya en fase de "reestructuración". Quienes dicen que la situación actual es al capitalismo como la caída del muro de Berlín al comunismo, que se esperen unos cuantos años. Entonces volverán -más fuertes que nunca- las empresas que hayan sobrevivido a la crisis, y el Estado se retirará silenciosamente. Ese día los neoliberales volverán a salir del armario y a reescribir la historia, negando la letra pequeña del contrato capitalista.

(P.D: Con este texto retomo la actividad normal de este blog, a razón de un artículo a la semana)

2 comentarios:

JT dijo...

Pues sería una pena que la humanidad no aprovechara la oportunidad de replantearse la economía como un sistema y no como un objetivo autorreferenciado...

Si después de esto, seguimos en esa onda, entonces si que será, además de crisis, crisis para nada.

Daniel dijo...

Crisis peores han venido y nadie ha reflexionado nada.

Un saludo y gracias por la visita.